Desde Langmusi contratamos una excursión a caballo de dos días hacia las montañas tibetanas.
A más de 3000 m de altura el dolor de cabeza y la angustia hicieron acto de presencia. A pesar de esto la acogida en el poblado nómada y el acompañamiento de nuestros guías fue inolvidable.
Quizá lo más impactante que he hecho en toda mi vida.